Otros nombres: Prakagorriak, Mamarruak, Gaizkiñak, Mozorroak...
Son genios, pequeños seres diminutos, vestidos con pantalones rojos.
Siempre acompañan a Mari para ayudarle en sus tareas. También
pueden tomar forma de insectos.
Dicen que Amalur, cuando hizo su aparición en el mundo, lo primero
que creó fue a un pueblecito de seres que reían constantemente y
jugaban todo el día, para que la ayudaran en su tarea. Cuentan que
si subes a un monte, y te detienes a descansar agotado, puedes sentir
una suave brisa vivificante, una alegría renovada; es la presencia
de los Galtzagorriak. También ayudan a encontrar el camino a los
niños y montañeros que, despistados, se pierden por los montes.
En ocasiones son atrapados por los humanos o vendidos en los
mercados, guardándose habitualmente en alfileteros, unos dicen que
en número de cuatro, otros cuentan que cabían a miles. Son muy
codiciados, pues estos realizan todas las tareas que su poseedor les
encomiende (dando igual que estas fuesen para hacer el bien o para
hacer el mal), facilitando raudos cualquier trabajo, aunque se les
solía asignar habitualmente las tareas más sencillas. Hay una
norma que sus poseedores deben cumplir antes de morir y es que debe
entregárselos a otra persona, venderlos o liberarlos, ya que si no
lo hace así, el alma de esta persona alma jamás sera libre.
Estos seres tienen que estar siempre ocupados, y cuentan que cuando
son sacados del alfiletero , rodean a su poseedor girando como locos
y preguntando constantemente “¿Que puedo hacer?¿Ahora que
hago?...” hasta que se les encomiende una nueva tarea.
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